De visita obligada su Ayuntamiento, la iglesia de San Miguel, la torre vigía de La Martina (merece la pena subir hasta arriba y ver la preciosa panorámica del pueblo) y el antiguo convento de San Francisco de Ayllón. La vida social se concentra en la plaza Mayor y en sus soportales, que cobijan la mayoría de sus bares y restaurantes. A mí me gusta especialmente uno: El Patio.
*Foto fuente: El Patio
Compuesto de tres comedores con diferentes ambientes y cada uno para una ocasión. Su oferta gastro es amplia en productos de la región. Sabores de siempre elaborados con un toque moderno y de presentación exquisita; el pulpo braseado y la ensalada de perdiz escabechada son algunos de mis platos preferidos. Pero si hay algo que me emocione de verdad es tomar un vino en su terraza, un momento mágico y único donde disfrutar de una escena romántica propia de los mejores cuentos.
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